EL MANUAL DE LA IRA- "Si somos capaces de enfrentar los sentimientos que se ocultan detrás de nuestra rabia y conocemos los deseos, los miedos y las fantasías que alguna vez la acompañaron, no necesitaremos reprimir la ira que lentamente nos corroe la mente y comprenderemos que una parte de la rabia es legítima y que la otra parte es el producto de expectativas y fantasías intensas que carecen de fundamentos reales", afirma Lucy Freeman, una de las primeras mujeres periodistas del New York Times y fundadora del departamento de psicología y salud mental de ese periódico.
LA PAZ INTERIOR.- Freeman, autora de más de cincuenta libros sobre psicología, explica en su tratado sobre "La ira, la furia, la rabia" cómo comprender y transformar los sentimientos destructivos reprimidos que "la comprensión del yo aumenta la autoestima. Nos invade una sensación de madurez cuando ya no tenemos que luchar con nuestros demonios interiores. Es un mundo más tranquilo y menos dramático, que nos brinda una verdadera paz interior".
OPRESORES Y OPRIMIDOS.- Philip Lichtenberg, codirector del Instituto Gestalt de Philadelphia, EE.UU., afirma que existen dos costados del odio a sí mismo: "el odio dirigido contra los propios deseos, que colocaron a la persona en situaciones peligrosas, que es el odio a la propia espontaneidad en respuesta a impulsos; y el odio al propio autocontrol, a la ira dirigida hacia adentro en el intento de acomodarse a la amenazante realidad. El conflicto interno derivado de estas actividades de auto-odio consume las energías de la persona, haciéndolo menos capaz para luchar con la realidad de una manera responsable y así contribuyendo a la impotencia que se siente en la situación".
Las relaciones opresoras.- "Algo del odio a sí mismo de los opresores es proyectado en las personas más débiles en forma de preocupación por el odio que experimentan estos otros más débiles. De hecho esto se hace a menudo. El profundo odio a sí mismos de los pueblos oprimidos es terreno fértil para esas proyecciones. Preparados por el estilo contrastante del manejo de la ansiedad y de la ira, la connivencia entre débiles que invitan al desprecio y fuertes proyectando el odio a sí mismos se establece rápidamente. Los que se inhabilitan por la identificación con el agresor están predispuestos a recibir y aceptar casi cualquier cosa que lleve a la culpa y al odio a sí mismos, y los que se habilitan están listos para proyectar su culpa y odiar a los débiles. Juntos, instalan las relaciones opresoras", asegura Lichtenberg.
LA AUTORIDAD.- En los grupos se verifican oscuras transacciones. Los que tienen el poder aprovechan la ira que generan en los oprimidos. Los alumnos que cuestionan acciones arbitrarias de profesores deben examinar si son objetivos o rebeldes. Si no tienen "problemas en aceptar la autoridad".